La música de J.S BACH se apoderó de la Catedral Primada de Colombia
- Sthefany M – Daniela C.
- 23 nov 2017
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Siendo las 4:30 de la tarde del sábado 21 de octubre, Bogotá o más exactamente la majestuosa Catedral Primada de Colombia, se preparaba junto con más de 100 personas para un recital de música nunca antes vivido. Todo estaba listo para un evento dedicado a la música clásica que tendría como invitados a tan solo un hombre y un órgano, pero que serían suficientes para convertir a este religioso y sagrado lugar en un ambiente lleno de emociones, recuerdos e incluso admiración, por la belleza, complejidad y relevancia de la música a interpretar.
Cuando el reloj marcó las 5:00 de la tarde se abrieron las puertas de la Catedral y tanto los colombianos y extranjeros que esperaban con ansias este evento, como los que no sabían que iban a presenciar pero habían llegado en su mayoría por curiosidad, entraron lentamente llenando todas las sillas y el recinto hasta el punto que los pasillos laterales estaban repletos de gente de pie.
El invitado principal era un alemán de tan sólo 32 años, Felix Hell, actual organista de la Iglesia Luterana de San Pedro, en Manhattan, Estados Unidos ,y concertista reconocido por la crítica por ser intérprete de la obra completa, que abarca aproximadamente 20 horas de música del importante compositor y músico Johann Sebastian Bach. Este organista, que por cierto es realmente carismático, confesó en posterior entrevista que: “lo que más amo de Colombia es que las personas son muy amigables, y bueno, la comida también es deliciosa”. El segundo invitado, o mejor dicho, anfitrión del evento era el órgano de la Catedral construido en 1890, una joya patrimonial de Bogotá.
De un momento a otro apareció y sorprendió al público Felix Hell, comenzó su repertorio con la obra “Preludio en Mi bemol mayor BWV 552, St. Anne, obra que poco a poco, en los nueve minutos de duración, fue convirtiendo a la Catedral en un lugar quizás más sagrado, y con un aura diferente que tenía cautivados a los asistentes y llamaba a más gente que pasaba por casualidad por la Plaza de Bolívar y era atraída por un sonido no muy común un sábado a esa hora. Era evidente la emoción, fuerza y concentración con la que Hell interpretaba cada nota, es posible imaginarse que por un momento el organista se fusionó con su instrumento y se perdió en la melodía que tocaba, demostrando así su pasión e increíble talento.
Luego de esta obra, la Catedral se quedó en silencio durante pocos segundos, porque inmediatamente las notas de 23 sinfonías se apropiaron del lugar; como Kyrie Gott Heiliger Geist BWV671 y Aust tiefer Not schrei ich zu dir 687, así lo hicieron durante dos horas en las que el público admiró la música clásica de Bach, compuesta aproximadamente hace 300 años.
Se ven a varias personas impactadas por la potencia con la que él interpretaba cada melodía, para algunos era difícil describir la emoción y la tranquilidad que sentían, algunos lloraban y otros recostados en las paredes de la catedral cerraban los ojos para que la fuerza del órgano los transportara a un lugar donde la paz jamás acabaría. “Me gusta mucho la música clásica y cuando mi hermana me contó sobre el concierto no lo pensé dos veces. Recuerdo que a mi madre le encantaba esta música, de hecho en varias ocasiones cuando yo hacía tareas y ella hacia el oficio de la casa, eran estas sinfonías las que nos acompañaban. Desde esa edad le cogí amor a la música clásica”, dijo Janet Vásquez, un ama de casa que justifica porque asistió al recital.
Otro caso fue el de Isis, originaria de Francia, quien comenta que una razón para visitar a Colombia fue el concierto: “lo mejor de venir es poder cerrar los ojos y sentir el amor con el que Bach compuso sus obras”, dice mientras recuerda cómo en su hogar se inspira para crear canciones mientras escucha esta obra completa.
A las 6:20 de la tarde se escuchó una de las obras más impactantes del repertorio, “BWV 688 – Jesus Christus unser Heiland”, con esta obra de tres minutos de duración Hell finalizó este recital, se separó del órgano que lo había acompañado y se despidió del público con una contagiosa sonrisa y una reverencia. Por último, observó al instrumento a su lado superior derecho para darle el reconocimiento que merecía.
Poco a poco la Catedral fue quedando vacía, algunos miraban y tocaban el instrumento que resonó durante todo el concierto y los hizo recordar épocas de su infancia, los transportó a otro mundo o simplemente los hizo valorar este tipo de música por dos horas. Una de las muchas personas que toco el instrumento fue François Juri, decano de la Facultad de Artes y Música de la Universidad Sergio Arboleda, seguidor de la música clásica, quien estuvo en primera fila. Comenta, mirando con nostalgia el órgano, que “añoro mucho los órganos de Francia, de nuestra señora de París y otros órganos que tenemos allál, luego sonríe mirando a la puerta de la Catedral a unos metros de él, y añade: “me alegra que en Colombia ya haya un órgano de tal calidad”.
Finalmente, Felix Hell confirma que volvería una y otra vez a este país que tanto valora la música, “desearía que todo el mundo valorara el arte de Bach de la manera en que los colombianos lo hacen”.
Tal como alguna vez mencionó Cioran -un importante escritor y filósofo alemán-, “Bach es la única cosa que te da la impresión de que el universo no es un fracaso”.